¿Sigue vigente el marxismo?
En 1859 Marx envía finalmente a la imprenta su Contribución a la Crítica de la Economía Política. Parecían terminar ocho largos años de investigaciones minuciosas en la Biblioteca del Museo Británico. Un trabajo monumental realizado en medio de las más indescriptibles miserias materiales, enfermedades físicas y dramas familiares…
No es su trabajo definitivo pero sí contendrá, en cambio, una primera versión de lo que luego serán los tres primeros capítulos de El Capital, que terminará apareciendo, 8 años más tarde, en 1867. Lo más interesante no será, contradictoriamente, el conjunto del texto, sino su prólogo. Si alguien nos preguntara sobre la existencia de un “resumen” del marxismo que entre en un párrafo, no dudaríamos en señalar el escrito por el propio Marx en 1859: “En la producción social de su existencia, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia…”
Como el propio Marx ya había afirmado en un texto anterior (La Ideología Alemana), el ser humano antes de reflexionar sobre religión, filosofía, arte o ciencia, tiene que resolver qué comerá esta noche, cómo se vestirá y dónde dormirá: sus condiciones materiales de existencia. El desarrollo de las fuerzas productivas ha sido entonces la tarea central, luchando por apropiarse de la naturaleza, dominarla, tratar de sacarle más y más frutos, inventando para ello herramientas, técnicas y tecnologías. Pero los seres humanos no nos relacionamos “individualmente con la naturaleza”. Somos, como ya antes había dicho Aristóteles, y Marx reivindicado, “animales sociales”. Y el drama de la historia de nuestra especie es que, salvo el período del comunismo primitivo, esas relaciones son de opresión o explotación. Entonces, la lucha irreconciliable, a muerte, contra la miseria y la explotación, es lo central para entender todos los conflictos políticos que cruzan a la humanidad como la lucha entre la clase trabajadora y los patrones.
Durante estos 150 años, desde la aparición de su Contribución a la Crítica de la Economía Política, miles de “teóricos”, sacerdotes, filósofos y políticos han estado tratando de esconder o tergiversar esto. Hablando de “el bien común de las sociedades”, de la “conciliación de los intereses entre el capital y el trabajo”, de que “si le va bien al patrón le va bien al obrero”. Sin embargo Marx grita ¡Mentira! desde sus páginas.
El marxismo no es una iglesia, ni Marx un sumo sacerdote. Seguramente se equivocó en muchas afirmaciones, como creer en la inminencia de la revolución obrera en el siglo XIX. Pero acertó en lo fundamental: el capitalismo no pudo resolver la miseria de las masas. Por el contrario, las profundizaría, hundiéndolas en el horror de la más absoluta pobreza en medio de los grandes avances tecnológicos y el despilfarro de los ricos. Marx también tuvo razón cuando afirmó que no habría solución a esos problemas, ni camino posible al socialismo, sin revolución social, la toma del poder por la clase obrera y la expropiación de los capitalistas. Una vez más, como decía Marx en 1859: “…las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana”. Ojo, dice: “Brindan las condiciones”, es decir, que estas no se darán indefectible ni automáticamente. Como diría décadas después Nahuel Moreno, el fundador de la Liga Internacional de los Trabajadores: “Yo no creo que sea inevitable el triunfo del socialismo. Entonces, lo indispensable es luchar, luchar con rabia para ver si triunfamos, porque podemos triunfar. No hay ningún dios que haya fijado que no podemos hacerlo”.
Marx había dicho en su texto del ´59: “…Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de estas fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Se abre así una época de revolución social”. Vivimos esta época.
domingo, 29 de marzo de 2009
miércoles, 11 de marzo de 2009
Boletín Electrónico de la Liga Internacional de los Trabajadores
Boletín Electrónico de la LIT-CI
Martes, 10 de marzo de 2009 Boletín Electrónico Nº 84
Europa: entre la crisis económica y la respuesta de los trabajadoresfptp
La crisis económica mundial impacta fuertemente en Europa. Ante un descenso global del 1,5% del PIB, la prensa de la UE habla de una "caída en barrena". Alemania, la locomotora del continente, está a la cabeza: -2.1%. La producción industrial de diciembre 2008 fue un 11.5% inferior a la del mismo mes en 2007; en enero pasado, las ventas de vehículos descendieron 27%. La crisis afecta de lleno a todo el continente: a las grandes potencias europeas, a los imperialismos menores y a la periferia.
Brasil: La lucha contra el desempleo
Un "caso testigo" de lucha contra el desempleo es el despido de 4.200 obreros de la fábrica de aviones Embraer. Conlutas y el sindicato de São Jose dos Campos han iniciado la lucha contra esta medida y una campaña nacional contra los despidos, el desempleo y el recorte de derechos laborales.
España
En marzo hay que salir a la calle
Europa del Este
Se viene el estallido?
Paraguay: Militarizació n, tortura y muerte
Persecución, allanamientos, arrestos ilegales, torturas y muerte. Es lo que se vive en el norte del país tras la militarizació n dispuesta por el presidente Lugo. Los habitantes de San Pedro, Concepción y Amambay sufren en carne propia el compromiso de Lugo con la defensa de la propiedad privada.
Bolivia: Se aprobó la Constitución pactada con la derecha
Argentina: Hacia un nuevo sindicato del subte (metro)
Paraguay: Plan "anticrisis" de Lugo: deuda externa y privatización
Contáctenos: www.litci.org
Martes, 10 de marzo de 2009 Boletín Electrónico Nº 84
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